La ley dada por Dios a Moisés para ser enseñada al pueblo de Israel
Cuando Dios cumplió su promesa dada a Abraham y a su descendencia, de que multiplicarla en gran manera Éxo. 1:7, era ya el tiempo de que Israel se convirtiera en una nación, con su propia tierra, cultura, fiestas, costumbres y ley, porque por mucho tiempo habitó en la tierra de Egipto, gobernado seguramente por sus leyes y allí aprendió acerca de sus costumbres. Por esa razón, Dios libera a los israelitas de la opresión y de la cautividad de Egipto (no solo física, sino también espiritual) y los lleva al desierto. En el monte Sinaí, Dios les entregó por medio de Moisés una ley más amplia y completa que aquella que le había enseñado a Abraham, es decir, era una ley nacional porque ellos ahora serían una nación Éxo. 19:5-6 como las demás naciones de la tierra Lev. 27:34 “Estos son los mandamientos que Jehovah ordenó a Moisés para los hijos de Israel, en el monte Sinaí”.
La ley que Dios entrega a Moisés, estaba organizada o estructurada en mandamientos, estatutos, decretos y ordenanzas, tal como se señala en Deu. 6:1 y 8:11. Cada uno de ellos procuraba enseñar una parte específica de la ley. Deu. 11:1 Amarás, pues, a Jehová tu Dios, y guardarás sus ordenanzas, sus estatutos, sus decretos y sus mandamientos, todos los días.
La ley dada por Dios a Moisés era muy completa, porque era para regir la nación entera. Las naciones paganas hoy tienen sus propias leyes conformadas por una constitución nacional (como la nuestra) y leyes especiales que provienen del corazón de los hombres, pero la ley que Dios le dio a Israel no provenía del consenso de hombres y tampoco era de invención de Moisés. Esa ley que le fue dada a Moisés provenía del mismo Dios y era perfecta como su legislador. Deu. 4:5-8 Mirad, yo os he enseñado estatutos y decretos, como Jehová mi Dios me mandó, para que hagáis así en medio de la tierra en la cual entráis para tomar posesión de ella. Guardadlos, pues, y ponedlos por obra; porque esta es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia ante los ojos de los pueblos, los cuales oirán todos estos estatutos, y dirán: Ciertamente pueblo sabio y entendido, nación grande es esta. Porque ¿qué nación grande hay que tenga dioses tan cercanos a ellos como lo está Jehová nuestro Dios en todo cuanto le pedimos? ¿qué nación grande hay que tenga estatutos y juicios justos como es toda esta ley que yo pongo hoy delante de vosotros?
La ley enseñada por Dios a Israel a través de Moisés, regía todas las áreas de la nación, tales como: la familia, el matrimonio, las fiestas, el trabajo, la empresa, la guerra, el trato a los animales, la agricultura, la propiedad, protegía a los más débiles como al pobre, al huérfano y a la viuda. Ella también legislaba sobre los ministerios, los lugares santos, las cosas santas, el altar y los que podían ministrar en ellos (sacerdotes y levitas), así como las distintas costumbres nacionales que Dios aprobaba para su pueblo. A continuación daremos las citas de las Sagradas Escrituras de algunas de estas áreas que fueron contempladas por la ley que Dios le dio a Moisés:
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